Este es mi testimonio. Para Gloria de Dios. Él fue quien cambió mi vida generando un antes y un después tan profundo que me llevó mucho tiempo darme cuenta de esta transformación. Antes de conocer al Señor mi vida avanzaba sin sentido aparente, aunque creía ser feliz con la familia que había formado.
Luego de acudir a la iglesia por pedido de mi mujer pero también por amor a ella y a mi hijo (siendo yo ateo), Dios captó mi atención de tal manera que, a pesar de varias idas y vueltas, nunca más pude separarme de él. El quiebre ocurrió en una ministración donde me encontré alabando al Señor con todas mis fuerzas. Allí Dios me habló al corazón con la forma de mi mamá y me hizo sentir que todo estaba bien. No pude parar de llorar. 
A partir de ese momento, el Señor comenzó a trabajar en mi, sanando mi corazón primero y llenándome de bendiciones en todos los aspectos de mi vida. Aprendí y experimenté de su amor y su misericordia. Entendí que a pesar de las tormentas, él siempre está ahí con nosotros. Se que cuando más oscura sea la tempestad, más brillante y llena de luz será su bendición.

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