Recordemos siempre el primer mandamiento. Porque este es el más importante de todos y allí se resume todo: "Ama a tu Dios con todo lo que piensas y con todo lo que eres". Por qué lo que realmente importa primero es entender el amor del Señor por nosotros. Como dice Juan 3:16: "Dios amó tanto a la gente de este mu do, que me entregó a mi, que soy su único Hijo, para que el que crea en mi no muera, sino que tenga vida eterna".
Que grande es el amor del Señor por nosotros. Como no amarlo, como no ponerlo por sobre todas las cosas, que sabemos que cuando hacemos esto, todo lo demás llega por añadidura. Al levantarnos, primero debe estar él, orarle durante el día y al acostarnos también debemos mantener diálogo co el Señor. Obedecer lo que él nos dice también habla de nuestro amor por Dios y de lo que experimentamos debido a su gracia.
Es difícil, como seres egoístas que somos, dejar de amarnos a nosotros primero y a las cosas que nos rodean. Dios quiere que, día a día nos enamoramos más y más de él.
Recuerda: Que el amor de tu padre permanezca en ti, de tal manera que puedas amarle por encima de todas las cosas.
Que Dios te bendiga...!

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