A quien no le cuesta creer la ley de la siembra y la cosecha, pensando que podemos hacer cuentas con Dios. No nos damos cuenta que nuestra desobediencia solo trae miseria.
En muchas oportunidades nos terminamos conformando con mucho menos de lo que Dios quiere para nosotros. Es por eso que no debemos permitir que el enemigo nos robe la bendición. La única manera de salir adelante es creyendo en Él y revelándonos contra el enemigo diciendo: El Señor no me dejará caer, el siempre me levantará. 
Mientras intentamos averiguar cuál es el propósito que Dios tiene para nosotros, tenemos que comprometernos a sembrar, entendiendo esta siembra como una acción que nos lleva a ayudar a otras personas, a servir, a brindar nuestro tiempo.
Dice la palabra en Gálatas 6:9. "No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos."
Aunque todavía no lo veamos, todo aquello que hemos sembrado en el Reino, tendrá su cosecha. Recuerda: Siembra mientras esperas!
Que Dios te bendiga...!

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